Andalgala
El paisaje y sus problemáticas
Andalgalá es una ciudad del centro norte de la provincia argentina de Catamarca, a 248 km al norte de la capital provincial San Fernando del Valle de Catamarca.
“Señor de la Alta Montaña”, como expresa su nombre en lengua quechua, la ciudad de Andalgalá, constituye un oasis extendido al pie de las estribaciones más meridionales de la Sierra de Aconquija e irrigado por el río que repite su denominación aborigen.
El territorio fue habitado por las naciones diaguitas y calchaquíes, muy defensores de su identidad y de su territorio.
Andalgalá es la segunda población de importancia en Catamarca; abarca una zona poseedora de un altísimo valor arqueológico del cual es clara muestra el Pucará de Aconquija;
Sus características climáticas hacen del paisaje una postal de exuberante vegetación que contrasta con el desértico Campo de Belén al norte del cual aparece situada Andalgalá. En tanto se halla contenida por un valle de atractivos alrededores que la convierte en punto de partida hacia lugares de encanto como La Toma, El Potrero de Santa Lucía y el Nevado de Aconquija.
Un recorrido por la ciudad permitirá apreciar la Plaza 9 de Julio, la iglesia matriz "San Francisco", y antiguas casonas coloniales que brindan testimonio del esplendor experimentado por la región entre los siglos XIX y XX, complementándose el circuito con una visita al Museo Arqueológico.
En los últimos tiempos esta localidad se ha vuelto famosa por la oposición de una porción de sus habitantes a la minería a cielo abierto.
Paisaje de la ciudad de Andalgala. |
Ubicación de la ciudad de Andalgalá. |
La principal problemática de Andalgalá se basa en la minería ya que como en toda la región andina, las minas sólo trajeron contaminación del agua, destrucción del ecosistema, enfermedades, entre otros. Casi no pagan regalías, contrabandean más metales que los que declaran, se llevan el oro y solo dejan ruinas y desierto.
En la zona de Andalgalá la contaminación abarca hasta la cuenca del Sali Dulce cuya cuenca termina en Mar Chiquita.
Lo que enfrentan muchos pobladores que desmuestran su disgusto con la megaminería es una política, un modelo de explotación del suelo basado en el monocultivo sojero, la plantación de árboles dedicada a la industria del papel que también se lleva el agua y las nutrientes del suelo y la minería a cielo abierto.
Esta ciudad está sitiada por bloqueos promineros selectivos y discriminatorios, cuya única finalidad es impedir la entrada a periodistas que no son de la zona o que presentan una visión crítica de la megaminería, así como de reconocidos organismos de derechos humanos.
El ex-vice gobernador afirma que “Quieren instituciones que sean independientes y creíbles en el control ambiental”, “Además, en definitiva es estar a favor de la vida, más allá de lo que se cuestione o no”. Otros testimonios comentan que la voluntad para solucionar estos problemas no es de ambas partes, “estos lamentables sucesos son el resultado de la inoperancia política, de los actuales gobernantes de esta provincia, que no lograron interpretar los reclamos de los ciudadanos”. Hubo bastonazos, disparos con balas de goma y gases lacrimógenos a mansalva que provocaron varios heridos y detuvieron a otros 23 manifestantes.
Algunas personas que permanecen a esta ciudad desde que nacieron comentan “Estamos dispuestos a morir en esta causa. Fui bebé, niño, joven, me enamoré, crié a mis hijos, vi a mis nietos crecer. No voy a dejar que destruyan mi pueblo.¿cómo voy a dejar que lo destruyan?”Una de las minas de la ciudad de Andalgalá.
Protesta en Andalgala contra la mineria a cielo abierto.
Andalgalá saltó días atrás a la primera plana de los diarios cuando la Gendarmería reprimió en forma salvaje al pueblo que manifestaba contra un nuevo proyecto minero.
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